Domingo de Ramos

PRIMARIA

Catequesis

     Cursos de 4° año y 5° año.

Entra sin prisa en el misterio de estos días que han cambiado la historia.  Sigue de cerca los pasos de Jesús. Pon tu corazón junto al suyo. Si puedes, silencia tu vida para que oigas en la Cruz el callado amor de Cristo.

Un claroscuro, eso es nuestra vida. Prontos para la alabanza por la mañana, escondidos en un  silencio cobarde por la tarde. Esta es nuestra experiencia del Domingo de Ramos. El silencio de la tarde preludia la noche oscura del Viernes Santo; la alabanza bulliciosa de la mañana anuncia la alegría sin fisuras del día de  la Pascua.

 Por la mañana, todos con Jesús: palmas en las manos, cantos en los labios, ambiente de fiesta por las calles de la ciudad. Por la tarde, nadie con Jesús: sin apenas ecos de la fiesta, con el valor escondido en los adentros, solo un cuchicheo de condena y de muerte del Amigo que cuidó con tanta ternura la vida.

Las palmas y los gritos de júbilo no tuercen su camino, que es, como lo fue siempre, el de la entrega crucificada.  El proyecto del Reino no depende de lo que griten o dejen de gritar fuera. Jesús lleva el Reino en el corazón y lo dialoga, lo ora, con el Padre.   Así inicia Jesús su camino hacia la Pascua, con el eco de los gritos en los oídos,… . Camina con la experiencia profunda de saberse amado por el Padre. Se siente acompañado... Le espera en el camino la traición de uno de sus amigos, la negación de otro de sus íntimos, el abandono cobarde de los que le acompañaron por las aldeas de Galilea.

Domingo de Ramos:     un buen día para acompañar a Jesús.

 Mirarlo de cerca nos puede ayudar a mirarnos  a nosotros mismos, a descubrir lo frágil e incoherente que es a menudo nuestra vida, lo necesitados que estamos de que el misterio de Jesús nos mire y recree nuestro corazón.